Mañana se celebrarán las exequias de Benedicto XVI en la plaza de San Pedro. La última misa que presidió ahí fue el 21 de octubre de 2012, cuando canonizó a siete beatos. Ese día Mons. Diego Ravelli fue el segundo ceremoniero.
Pero no fue la última misa que celebró ahí, pues el 27 de abril de 2014 concelebro con el papa Francisco en la canonización de san Juan Pablo II.
Hablando del papa polaco, Benedicto XVI será e sepultado en la que fuera tumba de su predecesor. Como cardenal decano le tocó presidir el entierro de Juan Pablo II y como papa dispuso la apertura de ese sepulcro, frente al que oraba cada año. Ahora será reabierto para él, y será lugar de oración por él.
Sus restos han sido revestidos con una casulla roja que usó en la clausura de la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Sidney, en 2008. En aquella ocasión confirmó a varios jóvenes y por eso se usaron vestiduras rojas.
De acuerdo con el Ceremonial de los Obispos, en caso de que un obispo fallecido haya tenido derecho al uso de palio, se le coloca. Y si fueron varios, se colocan todos (n. 1162). Por ello, se introducirán al ataúd tres palios, ya que recibió uno como arzobispo de Múnich, otro como decano del Colegio Cardenalicio, y uno más como obispo de Roma.
También se introducirá una bolsa con monedas acuñadas durante el pontificado del difunto, así como unas medallas de su período como pastor de la Iglesia universal. Benedicto XVI fue papa por 7 años, 10 meses y 8 días. Por eso se colocarán en el saco 7 medallas de oro (por los años), 10 de plata (por los meses), y 8 de bronce (por los días).
Asimismo, en el féretro se introducirá un tubo en el que se enrolla la Rogitio, un documento en el que se narra la vida del que fuera pontífice, que está sellado con el sello del Oficio de las Celebraciones. Finalmente, rostro del Benedicto XVI será cubierto con un velo blanco por quien fuera su secretari, S.E.R. Mons Georg Gänswein, quien lo mirará por última vez. Pedirán entonces a Dios que el difunto pueda ver el rostro divino.
El féretro será cerrado. A hombros será llevado a la plaza de San Pedro, y se colocará frente al altar, en el piso, viendo hacia el pueblo. A un lado estará el cirio pascual. En cuanto sea dejado, un ceremoniero colocará el Evangeliario abierto sobre el ataúd.
La misa comenzará a las 9.30, hora de Roma. Los cantos serán los propios de la misa de difuntos. Las oraciones serán las propias por un papá fallecido. Al final, el papa Francisco presidirá el rito de la “Ultima Comendatio et Valedictio”. No habrá oración por la diócesis de Roma, como se hace en las exequias papales, pues no ha quedado vacante la diócesis, ni súplica de las iglesias orientales, pues no han perdido a su cabeza. Lo que si habrá será aspersión de agua bendita e incensación, acompañadas por la oración que hará el papa Francisco.
Tras la antífona “In paradisum”, se entonará el Magníficat, que acompañará el traslado de los restos mortales del que fuera papa emérito a las grutas vaticanas.
Ahí, el ataúd de ciprés será atado con un listón rojo e introducido en una caja de plomo, que se soldará. Posteriormente, esa caja será metida en un féretro de roble. Así será bajado al sepulcro.
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